En enero del 2021 The Guardian publicó el artículo The Return of Yma Sumac en el que entrevistaron a la historiadora Carmen MvEvoy acerca de la trascendencia de Zoila Augusta Chávarry del Castillo - Yma Sumac, para el Perú de hoy y lo que representaba. En su opinión, ella como Moisés Vivanco son íconos del Perú del siglo XXI. Los definió como empresarios serranos que con pragmatismo desarrollaron lo mejor de su producción en los EEUU y en la Unión Soviética. 

Efectivamente, la pareja de artistas, a los que hoy seguramente se les llamaría también emprendedores, triunfaron en ambos mundos en plena guerra fría y lo hicieron como grandes estrellas de la cultura peruana y de la industria del espectáculo internacional.

Con el tiempo ha quedado establecido que Yma Sumac es la artista peruana, intérprete y cantante, de mayor trascendencia y recordación internacional. Su éxito ha sido también el del Perú: universal, antiguo, legendario  y al mismo tiempo contemporáneo.

Pero en medio de esas extraordinarias circunstancias el Perú fue hostil contra ella y contra Moisés Vivanco, y no ha sido por otra cosa que el no reconocer y aceptar -por parte de la sociedad peruana dominante y conservadora- que ellos eran y son la nueva imagen y representación en el mundo del Perú emergente. De su nueva identidad.

 En el caso de ella, peor, por ser mujer, chola, con voz indígena, serrana de origen, humilde y convertida después en una diva cosmopolita. Yma Sumac junto con César Vallejo y Mario Vargas Llosa, son la representación cultural más importante de la nacionalidad peruana en el mundo contemporáneo.

Es en esta identidad, en estos simbolismos, en que el Perú -como sociedad- necesita reconocerse para empezar a sanar las heridas y procurar unir las profundas hendiduras que nos separan. 

Las circunstancias sociales que nos tocan vivir en nuestro Bicentenario como república son muy complejas y complicadas y la nación está desunida. Sin embargo, todos anhelábamos ir al mundial de fútbol, porque los peruanos queremos ser parte del mundo y volver a ser protagonistas. Que nos reconozcamos en Yma Sumac es también una forma de ser y estar como parte importante de las naciones y sentirse protagonistas.

Nuestra Identidad Nacional es nuestra fortaleza, el reconocernos con una identidad compartida debería ser el inicio para desaparecer la desunión, el racismo, la segregación y las patrias provincianas. La Identidad compartida es la base para reconocer y aceptar que todos los peruanos debemos ser iguales ante la ley y también partícipes del Bien Común.

El estar en el mundo es participar y competir en los mercados que nos permiten sobrevivir y desarrollarnos como país. O somos parte del mundo con nuestra identidad y somos protagonistas, o no resistiremos la embestida de quienes buscan desde afuera manejar nuestra economía, nuestra sociedad y nuestro Estado.

Recuperar el legado artístico y cultural de Yma Sumac y Moisés Vivanco es traer su éxito en el mundo hacia los peruanos del presente y que lo hagamos nuestro. Sería el gran aporte que pudiéramos hacer al país con esta conmemoración de sus primeros 100 años y en el contexto del Bicentenario de la refundación del Perú como estado republicano.